Hace un tiempo te hablamos del gran poder transformador que tiene la luz en cualquier estancia de una vivienda. Y como bien explicamos, la cocina no es la excepción, siendo un espacio que requiere una iluminación muy concreta.
Hoy nos gustaría profundizar un poco más en este tema y contarte qué debes tener en cuenta para conseguir una correcta iluminación de tu cocina.
Toda cocina necesita luz artificial
Aunque seas una de esas personas privilegiadas que cuenta con una cocina con grandes ventanales, este espacio también necesita luz artificial. Y lo cierto es que no es nada fácil conseguir una iluminación correcta ya que dentro de esta estancia se realizan tareas diferentes y a distintas horas del día. ¿Cómo iluminarla entonces?
Para tener una idea más clara sobre cómo iluminar la cocina, ten presente que, además de la iluminación general de la estancia (lámpara de techo), debes jugar con distintos tipo de luz directa e indirecta, ya que la zona de trabajo requerirá una iluminación más directa y potente que la zona de comedor donde se buscará una atmósfera más agradable.
Por eso, vamos a estructurar nuestros consejos en los dos tipo de aplicación de luz que te aconsejamos utilizar: iluminación directa e iluminación indirecta.
Iluminación directa
La iluminación directa, como su nombre indica, consiste en instalar un punto lumínico orientado a iluminar con potencia una zona concreta sin que se pierda nada de luz.
En la cocina, te recomendamos utilizar la iluminación directa para alumbrar las zonas de trabajo, esto es, donde se preparan y se cocinan los alimentos. De esta forma, la parte donde está la encimera, la placa o el fregadero son las zonas que requieren este tipo de iluminación para tener una buena visión mientras se trabaja en ellas.
Desde el punto de vista técnico, nuestro consejo es utilizar una luz un poco más fría, de 3 500 a 5 000 ºK para ofrecer una iluminación más cómoda para la vista.
Es importante que las luces elegidas no proyecten sombras sobre las zonas de trabajo, de ahí que a una luz más general para estas zonas se añadan otras luces adicionales directas. Las más adecuadas son lámparas led con brazos flexibles, focos integrados en el techo o en railes, tiras led o algún tipo de aplique de pared.
Todas estas fuentes de luz directas deben contar con protectores específicos contra incendios, ser impermeables y limpiarse con facilidad, ya que estarán expuestas a los humos y vapores provenientes de la cocina.
Para una iluminación directa de las zonas de trabajo, la distancia entre las fuentes y las superficies a iluminar debe ser de mínimo 50 centímetros.
Iluminación indirecta
Esta iluminación evita depositar un foco sobre una zona u objeto concreto y pretende conseguir una iluminación más general pero sutil y relajada, sin sombras marcadas.
En la cocina, la iluminación indirecta es más adecuada para la zona de comedor, donde la luz debe contribuir a crear un ambiente más agradable que invite a sentirse bien y disfrutar del momento.
Aquí las opciones son muchas, desde lámparas colgantes decorativas, luminarias redondas o varias luminarias colgando a una altura regulable. También los apliques de pared pueden conseguir esta iluminación e incluso iluminar el interior de algunos muebles puede dar lugar a un efecto indirecto muy bonito para esta zona.
En esta iluminación indirecta es importante regular la intensidad, ajustándola al momento y jugando con luces que puedan variar su potencia. También es importante apostar por luces menos frías, e ir a una gama de luces cálidas de entre 2 700 y 3 000 ºK, a 200/300 lúmenes por metro cuadrado.
Como siempre, lo más aconsejable es acudir a un equipo que diseñe y fabrique cocinas a medida en Barcelona como nosotros ya que la luz será tenida en cuenta como un elemento decorativo más. Confía en nuestro criterio para que la luz realce tu cocina y la convierta en el espacio perfecto para cualquier momento y actividad.